Su nombre es Manuel Díaz Gómez, aunque todos lo conocen como Manolo el del Agua, luego explicaremos el por qué. Con uno u otro nombre, él puede decir con orgullo que ha sido durante 18 años consecutivos campeón del mundo. Y piensa seguir sumando títulos porque sus 83 años igualan en vitalidad e ilusión con los de un chaval.

Manolo el del Agua es campeón del mundo de canaricultura, en la raza de Rizado Padovano. Vamos a explicarlo. La canaricultura es una rama de la ornitología que se dedica a la cría y selección de los canarios, el ave de jaula más popular y abundante. Quienes la practican se dedican a criar canarios con el objetivo de participar con ellos en los concursos ornitológicos y lograr alguno de los premios que se reparten en estas competiciones. Alcalá cuenta con uno de los concursos-exposición más importantes de España.

A efectos de competición los canarios se dividen en tres grandes grupos. Los canarios de color son aquellos que se valoran sobre todo por el color de los ejemplares. Más de 200 variedades que responden a siglos de cría y selección por la mano del hombre, con la colaboración de las mutaciones que de forma espontánea han ido apareciendo en estos pájaros. Otra rama son los canarios de canto, aquellas variedades criadas para desarrollar el canto más armonioso posible y con mayor variedad de notas.

Y por último los canarios de postura, son aquellas razas criadas para desarrollar alguna característica física específica. Hay canarios en forma de media luna, como el Scotch, redondeados como el Gloster o el Border, de gran tamaño como el Yorkshire, pequeñísimos como la raza española o con forma de “uno” como el giboso español. Un grupo de estos canarios es el de los rizados. Ejemplares que tienen rizos en las plumas en lugar de tenerlas pegadas al cuerpo. Una de las razas de este grupo más elegantes y armoniosas es el Rizado Padovano, que tiene su origen en Italia donde se dieron cruces entre otras razas como el parisino, el milanés o el crest hasta crear la nueva raza del Padovano que fue reconocida de forma oficial a nivel mundial en 1974.

Aunque cría pájaros desde pequeño y es criador federado desde los años 70, el Rizado Padovano es el mundo de Manolo el del Agua y a ellos ha dedicado las últimas décadas de su vida. El resultado de su conocimiento de la variedad, de la intuición para los cruces y de una dedicación permanente, es haber sido campeón de España 23 años y campeón del mundo 18 años seguidos.

Manuel pone cada año a criar unas 40 parejas de sus queridos padovanos. El final de la cría hace que en su casa haya más de 300 canarios, en un hermoso despliegue de rizos, moños y colores amarillo, blancos, verdes o píos de varios colores. A todos los conoce Manuel y a sus 8 años de cualquiera de ellos despliega de memoria su árbol genealógico, los premios que ha ganado o su resultado en la temporada de cría.

Manuel Díaz Gómez ha dedicado muchas horas a sus ejemplares, pero se considera más que pagado con lo que lo han hecho disfrutar. Gracias a ellos ha conocido prácticamente toda Europa a través de su participación en los campeonatos del mundo. Su afición le ha hecho tener amigos por muchos países y compartir con ellos ratos inolvidables. Siempre con su esposa Mercedes como compañera de sus aventuras y apoyo en su afición.

“El del Agua”, un sobrenombre que lo llena de orgullo

Manolo el del Agua es para este alcalareño más que un apodo, algo así como un título nobiliario que lo identifica y lo llena de orgullo. Es el resultado de trabajar durante más de 47 años en el suministro de aguas de Alcalá. Con sólo 14 años empezó a trabajar en esta función y a él dedicó su vida laboral hasta la jubilación. Empezó a trabajar para los ingleses de la compañía Seville Water Works Company que desde 1882 tenía la concesión del servicio de suministro de agua a la ciudad de Sevilla. Para ello usaba el agua de los manantiales de la ciudad alcalareña y como elemento clave se construyó la estación de bombeo del Adufe, donde Manolo empezó a trabajar. 

Durante décadas se dedicó a trabajar realizando las nuevas acometidas de agua de una ciudad que crecía a un ritmo vertiginoso. Vio crecer los nuevos barrios de una ciudad que tenía unos 25.000 habitantes hasta alcanzar los 75.000 vecinos actuales. Al mismo ritmo que se elevaban viviendas y bloques de pisos, Manolo realizaba las instalaciones para darles suministros. En los años 60 y 70 se instalaron en Alcalá 127.000 metros de tuberías con Manolo al frente de estos trabajos.

Un esfuerzo ingente sustentado además de en su profesionalidad y conocimientos en su amor por su tierra alcalareña donde siempre ha vivido y donde creó con su esposa Mercedes, a quién llama “mi dama” una hermosa familia formada por dos hijas y un hijo y cuatro nietas y un nieto, que a sus 83 años lo llevan de vitalidad e ilusión.